Edimburgo

Edimburgo, capital de Escocia, es una ciudad muy peculiar. A pesar del transcurso de los años, no deja de ser un sitio encantador, lleno de pequeñas callejuelas con adoquines y rincones llenos de secretos, que susurran las terribles historias que allí sucedieron.

Su corazón late en la Royal Mile, una calle empedrada que conecta el imponente Castillo de Edimburgo, encaramado sobre un antiguo volcán, con el elegante Palacio de Holyroodhouse, residencia oficial de la monarquía en Escocia. Entre ambos se despliega un entramado de closes (callejones) y edificios medievales que evocan siglos de reyes, batallas y leyendas.

El New Town, con sus avenidas neoclásicas y plazas ordenadas, contrasta con la atmósfera medieval del Old Town, creando un paisaje urbano declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Edimburgo también es sinónimo de cultura: el Festival Internacional y el Fringe llenan la ciudad de música, teatro y arte cada verano, mientras que el tradicional Hogmanay da la bienvenida al Año Nuevo con fuegos artificiales sobre el castillo.

Entre colinas verdes como Arthur’s Seat, pubs acogedores y un aire intelectual marcado por figuras como Sir Walter Scott o Robert Louis Stevenson, Edimburgo se presenta como una ciudad vibrante, histórica y eternamente inspiradora.

Pero Edimburgo no solo es callejones y cuentos de terror. También tiene edificios antiguos y de gran valor arquitectónico, amplios jardines y una actividad museística bastante asentada. ¡Hay incluso un museo del famoso whiskey escocés!

¿Te hemos convencido de visitar Edimburgo? ¡Entonces no olvides el paraguas! Está en una de las regiones más lluviosas de todo Reino Unido (¡imagínate!), pero que los días oscuros y lluviosos son parte del encanto misterioso de esta ciudad que seguro te acogerá con los brazos abiertos.